1. Mantener un sistema de gestión medioambiental para asegurar el cumplimiento de los requisitos legales y asimismo otros requisitos en sus procesos, productos y servicios.
2. Definir y difundir las instrucciones oportunas y métodos de ejecución encaminados a lograr una reducción sistemática del consumo energético.
3. Gestionar igualmente los residuos industriales, mejorando su producción y procediendo, cuando sea posible, al reciclaje de los mismos. La reducción al máximo posible de la cantidad de residuos industriales producidos se logrará mediante la aplicación de las medidas adecuadas llamadas “prospectivas de optimización”, analíticamente definidas, donde sea posible y factible, para cada tipo de residuo. Estas acciones deberán ser actualizadas en función de la evolución de la tecnología y del conocimiento de la empresa. En la situación actual de la técnica, se considera que, en cualquier caso, las mejoras obtenidas gradualmente no podrán cuantificarse usando el cálculo de los indicadores numéricos aunque estos indicadores (cantidad producida) deben ser controlados sistemáticamente con el fin de identificar la existencia de tendencias anormales.
4. Mantener las emisiones atmosféricas en conformidad a la legislación y mantener el índice de recirculación de las aguas industriales al 100%.
5. Buscar el aumento constante del compromiso en relación con el medio ambiente, porque con el objetivo permanente de prevenir la contaminación.
6. Adoptar procesos tecnológicos que ofrezcan la mejora del impacto ambiental en términos técnicos y económicos.
7. Evaluar los aspectos ambientales de los productos y de las actividades de producción y adoptar procedimientos de gestión que aseguren que los sistemas y procesos protejan al máximo posible el medio ambiente.
8. Promover actividades de formación para todos los empleados, en modo de incentivar las iniciativas dirigidas a preservar el medio ambiente.
9. Promover la sensibilización y participación de los empleados, contratistas, proveedores y distribuidores, para que pongan en práctica acciones correctas desde el punto de vista medioambiental. En particular, cada año se formularán y documentarán los objetivos de mejora continua del rendimiento medioambiental (que no necesariamente tendrán que ser cuantificados a través del cálculo de indicadores numéricos, basta que sean objetivamente demostrables).